Ya lo anunciábamos la semana pasada, la tormenta había llegado a los mercados.

 In Opinión

Ya lo anunciábamos la semana pasada, la tormenta había llegado a los mercados.

Los efectos potenciales, y cada vez más plausibles, que el coronavirus tenga en el crecimiento mundial y por lo tanto en la valoración de las compañías, creó una elevada preocupación y ante unos índices en máximos históricos las ventas se impusieron con fuerza.

Ahora nos encontramos en un camino de doble vía, simplificándolo:

  • Visión optimista: no hay una expansión masiva del virus fuera de China, la ralentización económica, los índices de producción y las tasas de crecimiento ven una reducción limitada en impacto y tiempo (contracción y no recesión) y los bancos centrales apoyan el crecimiento vía estímulos económicos o fiscales. -> Mercados estables/positivos.
  • Visión pesimista: la expansión fuera de China es mayor a lo esperado, y el impacto para el crecimiento de China también lo es. La política monetaria no es tan eficaz como sería esperado y la economía entra en recesión, con varios trimestres de decrecimiento y las perspectivas de crecimiento para 2020/2021 se reducen drásticamente. -> Mercados muy volátiles y negativos.

La realidad es que la previsión de crecimiento de la economía mundial se ha reducido a un 2,4% este año, el crecimiento más bajo desde 2009 y por debajo de la previsión de 2,9% en noviembre, según dijo la OCDE en una actualización de sus perspectivas. Otro hecho es claro, cuando han querido compararlo con el brote de SARS en 2002, debemos tener en cuenta los datos, en ese momento, China representaba sólo el 4,2% de la economía mundial y contribuyó un 18% al crecimiento del PIB mundial. En 2018, su participación en el PIB mundial había aumentado hasta el 15,8%, y el 35% del crecimiento mundial procedía de China. Por lo tanto, una actividad económica más débil en China tendrá un impacto proporcionalmente mayor en el crecimiento mundial actual.

El mercado de renta variable ha sufrido caídas durante toda la semana, en general los principales índices han cedido alrededor de un 10%. La Renta Fija por su parte ha tenido un comportamiento dispar, la más vinculada a sectores de riesgo, como el High yield o los subordinados o convertibles han sufrido ampliaciones de entre 26 y 60 puntos básicos, y por el contrario los “seguros” bono alemán o bono americano a 10 años han tenido caídas (cae la TIR sube el precio) de 16 y 26 puntos básicos respectivamente.

A modo resumen y aunque no tenemos ningún tipo de bola de cristal, la clave en el corto plazo puede dárnosla un indicador, el VIX, el llamado medidor de miedo del mercado, que se ha disparado la pasada semana. En el gráfico comparamos el S&P 500 (negro) con el VIX (rosa). En la caída fuerte de finales de 2018 el VIX llegó al nivel 36, marcando el punto pánico de ese movimiento y a partir de ahí corrigió y el mercado siguió subiendo. El VIX cayó casi tan rápido como subió. Si el VIX cae de nuevo con fuerza es posible que estemos ante una rápida recuperación, en cambio si el VIX se instala en los niveles actuales y por encima de 30, el proceso puede demorarse más de lo previsto.

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